lunes, 27 de diciembre de 2010

Salud

Hace dos meses que una puta súbita irrupción decidió que era hora que nosotros levantáramos tus banderas. Esas banderas que nos devolvieron la convicción de ver a la política como herramienta de transformación de la sociedad -una reflexión que a esta altura resuena a perogrullada, pero que por repetida no pierde legitimidad. Hoy, a dos meses, los mismos miserables que reventaron a 30 mil por las armas, y más tarde a millones a través de esa miseria planificada de la que hablaba Walsh, quieren volver. Con sus herramientas, claro. La derecha -porque hay una derecha- está más rancia que nunca, putrefacta, olfateando que tienen la última chance de retroceder sobre los pasos positivos dados. Pero si ese genérico de "la gente", "la sociedad", "la calle" existe, uno cree que su grado de imbecilidad descendió considerablemente. Y aunque más no sea para mantener su status no quieren la foto menemista de Duhalde, Barrionuevo y el Momo Venegas. No quieren la buena voluntad de Alfonsín ni la inoperancia intrínseca del hijo de Franco.

Vos, Néstor, crédulo, que confiabas en la existencia de ese tal Dios del que todos hablan, preocupate por caerle bien. Por ella no te preocupes: acá tenés a millones que están dispuestos a dejar la piel para profundizar el modelo.

"En síntesis, eleven neo-pliegos de condiciones, festejen, gorileen, viven a las coronarias de Kirchner como antes a sus carótidas y al cáncer de Eva, supongan que se acabaron la ley de medios y que la yegua no debería soportar semejante tensión. Pero, por las dudas, uno les aconsejaría que adviertan la ya masa de gente joven politizada y movilizada y el número de los que se plantean lo que hay enfrente de lo que putean".

*Este apartado representa el pensamiento de uno de los compañeros de la G27K. No es, necesariamente, el pensamiento de todo el espacio.

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